A continuación transcribimos una entrevista realizada a Mg. Patricia Allendez Sullivan, Secretaría Académica del IFTS Nº13 publicada en Boletín SAI Nº 169 – junio 2020

Buenos Aires. El Instituto de Formación Técnica Superior Nº 13 dicta en esta ciudad la Tecnicatura Superior en Bibliotecología desde 1997. Esta carrera, de modalidad presencial, tiene un plan de estudios de 28 asignaturas que pueden cursarse en tres años y el egresado obtiene el título de bibliotecario con validez nacional otorgado por el Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es una carrera gratuita que en los últimos diez años ha crecido hasta llegar a desbordar, hoy, su capacidad áulica. En sus comienzos era un lugar donde continuaban sus estudios los maestros que querían dejar el aula y terminar su trayectoria laboral en la biblioteca escolar. Sin embargo, hace unos seis años cambió el tipo de alumnado que concurre al instituto y mantiene una alumnado de casi cuatrocientos alumnos.
Por esta razón hemos entrevistado a su secretaria académica, Patricia Allendez Sullivan, para que nos contara las razones de este crecimiento singular en el estudio de la Bibliotecología. Allendez Sullivan conoce lo que es la enseñanza a distancia, ya que obtuvo con esta modalidad su diploma de maestría en un país europeo y posee, además del de bibliotecología, varios títulos universitarios, incluida la carrera pedagógica. En la actualidad se desempeña, además, como directora de la biblioteca de la Universidad de Belgrano.
¿A qué atribuye la cantidad de alumnos que tiene el Instituto 13?
Pensamos que mantenemos esta matrícula por varias razones: la recomendación directa de los egresados, la actualización continua de los programas de estudio, la preocupación constante por el bienestar de los estudiantes, el sistema de tutoría que nos permite detectar tempranamente cualquier problema que puedan tener los alumnos y accionar con rapidez para ayudarlos, y la participación en el programa Aprender Trabajando, que los acerca al mundo laboral e incluso contar ya con un trabajo estable al egresar.
Si bien aún mantenemos una matrícula bastante elevada de maestros que provienen de la docencia, el promedio bajó al 40% en años recientes. También cambiaron las edades de los alumnos: de 50 años llegamos al promedio de los 30; incluso ingresan a los 19 o 20 años después de terminar la secundaria. Hoy la mayoría está en la franja etaria de los 19 a los 50 años, y en un porcentaje menor, entre 51 a 65 años. Tenemos unos 385 estudiantes activos, muchos de ellos con estudios universitarios e incluso doctorados.
¿Esta cifra es similar a otros años?
Hace unos cuatro años que mantenemos una cifra similar de alumnos, con unos 160 ingresantes anuales, alrededor de 120 o 130 al iniciar el primer cuatrimestre, más 30 o 40 que se suman en el segundo. Por suerte nuestra tasa de deserción es bastante baja: entre un 2% o máximo 5%.
¿Qué cantidad de alumnos egresan por año?
Entre diciembre de 2019 y febrero-marzo de 2020 tuvimos 102 egresados. Nuestra media se encuentra entre 90 y 120 egresados al año.
¿Hay salida laboral para tantos profesionales?
Nuestra tasa de desocupación por suerte no es muy elevada, casi el 85% de nuestros egresados antes de un año ya tienen empleo. Entre ellos tenemos a la actual vicedirectora de la Biblioteca Nacional, Elsa Rapetti, y el flamante director de la Biblioteca Nacional de Maestros, Fernando Ariel López, entre otros.
Dado el sistema presencial de la carrera, ¿cómo se manejó el IFTS 13 con sus alumnos ante la llegada de la pandemia justo cuando estaban por comenzar las clases?
En febrero de este año, antes de la cuarentena obligatoria, tuvimos la primera reunión del año con los profesores. Allí anunciamos que abriríamos un aula virtual de prueba con la finalidad de que cada docente pudiera subir trabajos prácticos, documentos, bibliografía y utilizar la mensajería disponible para optimizar la comunicación entre los estudiantes y los profesores. Ya en 2019 la Dirección de Formación Técnica Superior del Ministerio de Educación de la Ciudad había planteado esa idea para que todos los institutos terciarios del área la formalizaran.
Pensábamos implementar las aulas virtuales en el segundo cuatrimestre en forma pausada, pero la pandemia, al tomarnos desprevenidos, aceleró el proceso de instalación y uso. Iniciamos nuestro año lectivo en la plataforma Moodle con la ayuda técnica de Diego Vega, profesor de la casa, quien rápidamente se encargó de diseñar las aulas y de matricular a los docentes y a los alumnos. Resultado de toda esta movida: las dos últimas semanas de mayo los alumnos realizaron su primer parcial y podemos decir que entre el Moodle y las videoclases en Zoom, Meet, o Jitsi los docentes y estudiantes están desarrollando sus clases en esta nueva modalidad con normalidad y sin desestimar contenidos.
Sólo unos pocos alumnos no han podido seguir cursando por problemas de acceso a la tecnología, y son estos estudiantes los que recibirán una capacitación especial en las materias que no han podido cursar normalmente cuando podamos volver a reabrir las aulas presenciales.
Entonces, luego de tres meses de clases virtuales, ¿qué evaluación hace del desempeño general de la educación a distancia?
Siempre fui muy entusiasta de la educación a distancia, ya que permite a muchos continuar con sus estudios que de otra manera no podrían lograrlo, en la mayoría de los casos por problemas laborales. Creo que es inclusiva y en estos momentos, una solución. En lo personal, me siento muy orgullosa de lo que hemos logrado y de que nuestros alumnos puedan seguir cursando y avanzando en su formación. Esperamos que cada día podamos brindar un mejor servicio educativo pero sobre todo acompañar a los estudiantes a alcanzar sus metas.
¿Qué reflexión dejaría sobre el panorama que se abre de aquí a fin de año?
En lo particular me preocupa el regreso al aula física y la responsabilidad que el equipo de conducción asumirá para evitar que docentes y estudiantes se infecten. No estamos muy seguros de que al volver la pandemia se haya terminado. Aún no hay una vacuna o una cura efectiva. Justamente la Argentina está entrando en la curva ascendente de casos y ya han perdido la batalla bastantes personas. Es una realidad que impacta, que lastima por aquellos que no lo lograron, tanto por nuestros ancianos como por nuestros jóvenes. Las escuelas de la Argentina no están bien preparadas para mantener un distanciamiento social, nuestras aulas que albergan entre 30 y 60 estudiantes no nos muestran un buen panorama para poder regresar. Indudablemente, tendremos que elaborar un protocolo y al regreso la situación no podrá ser como fue siempre, tendremos que crear una nueva realidad en la que el protagonista principal seguirá siendo el aula virtual.